miércoles, 10 de agosto de 2011

Peñón Grande de Canillas de Aceituno. Sábado, 6 de agosto de 2011.



Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Antonio Arana.

Hoy vamos a echarle un poco de valor para hacer una preciosa ruta por los alrededores del pueblo morisco de Canillas de Aceituno. Y digo "valor" porque se espera alcanzar una temperatura diurna de 38ºC y nocturna de 30ºC.

Salimos sólo 4 miembros del Grupo Andax: Pepe, Juanlu, Lute y yo.

Nuestro recorrido comienza en la plaza del pueblo, junto a la fuente. Comenzamos un corto aunque penoso ascenso para salir de la zona habitada y coger una vereda que nos llevará a la Rávita.

Muy pronto se nos ofrece al noroeste la visión del Peñón Grande de Canillas de Aceituno. Una mole con un impresionante y tristemente famoso cortado hacia Poniente: el 31 de marzo de 2008, Manuel Marín, un adolescente de 15 años que vivía en dicho pueblo, desapareció del mismo, siendo encontrado dos semanas después a los pies del peñón tras una precipitación de más de 60 metros de altura, habiendo fallecido en la caída. En aquella ocasión los componentes del grupo nos sumamos al dolor de la familia. Hoy volvemos a hacerlo mientras nuestros pasos siguen la misma ruta que él hizo aquel aciago día.


Peñón Grande.

Varios buitres leonados hacen círculo en el cielo sobre nuestras cabezas. Lute y yo somos los que estamos realmente en peligro: "los más gorditos".

En una hora, aproximadamente, de marcha tranquila, llegamos a la zona conocida como la Rávita.

Se encuentra a 1.000 metros de altitud, está inmersa en un precioso bosquete de pinos y en ella podemos encontrar dos cosas muy interesantes: la primera, una magnífica fuente de agua fresca que no se seca en verano; y la segunda, un abrigo natural frente a la fuente donde habitó un morabito siglos atrás. Una multitud de negros gusarapos se refrescan en el agua.


Fuente de la Rávita.

Tras la fuente discurre una estrecha vereda ascendente hacia la cima del Peñón Grande. Justo al inicio de la vereda hay colocado un artilugio cuya función y ubicación comprendemos sólo al acercarnos a él.


El "artilugio".

Es una auténtica estación científica en plena naturaleza para un proyecto en el que colabora el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.


¡Ahora ya podemos saber de qué se trata!

Esta zona presenta una especie de sombrero hecho por las copas de los pinos, cuya sombra agradecemos. Vemos una ardilla trepar por el tronco y las ramas de un pino en alocada carrera.

Hacia el sur se aprecia la figura del Cerro Beas con sus 700 metros de altitud y las antenas de telecomunicación en su cumbre rodeando el vértice geodésico. Mirando hacia el mar nos llama la atención la imagen que forman las nubes como si fuesen las olas en la rompiente.


Cerro Beas bajo la línea de nubes.

Llegamos a la alargada cuerda del Peñón Grande. El calor se va haciendo ya notar. Y en esta zona las únicas defensas que tenemos son la protección solar, el sombrero y el "líquido elemento" que es necesario ir bebiendo de tramo en tramo. Hay una práctica ausencia de arboleda en la cumbre y los poquísimos pinos existentes son de bajo porte.


Peñón Grande. Detrás, la "Proa del Barco".

Al norte podemos apreciar la cara meridional del macizo de la Sierra Tejeda, justo la zona de la Proa del Barco por donde tuerce la vereda de subida a la Maroma hacia el este, en su tramo final.


Hacia la zona de cortados del Peñón Grande.


Al fondo, el Embalse de la Viñuela.

Desde el extremo occidental del peñón puede contemplarse el Embalse de Viñuela en toda su extensión. Nos sentimos especialmente alegres sabiendo que este año se encuentra casi al máximo de su capacidad de agua. Y, como tengo costumbre de decir, "una imagen vale más que mis palabras". Así que me he permitido colocar abajo los datos más actuales del embalse.



Esta parte del Peñón es la más abrupta terminando en una verdadera cresta rocosa, muy peligrosa de atravesar hasta finalizar en un profundo cortado.


Cresta rocosa.


En la cumbre del Peñón Grande.

La ladera norte del peñón posee un frondoso pinar que se extiende por las lomas vecinas. Al oeste se insinúa la cuerda de la Sierra de Camarolos y la Sierra del Co, el Torcal de Antequera y el Pico Capilla en el Valle de Abdalajís.


Pinar en la ladera norte del Peñón Grande.

Vemos un zorro joven corretear entre los pinos.

Hay una vereda que desciende desde la cumbre hasta una pista forestal que atraviesa el pinar de este a oeste. Bajamos por ella hasta la pista pero queremos algo más de aventura por lo que nos metemos de lleno en el arroyo que discurre en paralelo al norte de la misma. No corre agua en verano por él aunque pasamos junto a algunas pequeñas pozas, unas con agua estancada y, otras, de agua clara. Debemos sortear, además, algunos saltos que no ofrecen apenas dificultad.


Por el arroyo.


Manto verde ascendiendo hacia la Sierra Tejeda.

Cerca de la zona de la Cueva de la Fájara, a la cual nos acerca el arroyo, el cauce se vuelve más abrupto con continuos saltos, algunos de 5-6 metros de altura. Ello y la alta temperatura reinante, hace que salgamos nuevamente a la pista forestal muy cerca del Mirador del Castillejo. Por debajo de él, dice Juanlu que hay un túnel natural que atraviesa un espolón rocoso de parte a parte con una longitud aproximada a la decena de metros.


A resguardo del sol.

En un principio, nuestra idea era llegar a este Mirador del Castillejo y, desde aquí, descender hasta el Río Bermuza para bañarnos en su bella poza de agua fría y transparente. Pero, llegados a este punto, decidimos dirigirnos por la pista directamente a Canillas de Aceituno y tomarnos un tinto de verano. Son las 15.30 horas. El Peñón Grande se yergue frente a nosotros. La punta oeste del peñón (la que se aprecia en las fotografías inferiores) tiene 1.112 metros de altitud. La pista por la que circulamos nosotros se encuentra a 850 metros de altitud. Pero dicha punta no es la máxima altitud del Peñón Grande. Su cumbre se encuentra a los 1.242 metros de altitud.


Cara oeste del Peñón Grande.


Punta oeste del Peñón Grande.

Un macho montés de unos 7 años aparece frente a nosotros, en la pista, iniciando una veloz carrera tras permanecer quieto durante unos breves segundos al verse sorprendido.

Siguiendo por la pista encontramos un puesto de observación junto a ella. Por supuesto que Juanlu lo aprovecha para divertirse un poco. Saca sus "prismáticos" y comienza a decir tonterías. No podía ser de otra manera...


En el puesto de observación.

Llegamos al pueblo y antes de tomarnos el tintorro nos refrescamos en la fuente de la plaza. Antes había colocado en ella un cartel advirtiendo de la no potabilidad del agua. Esas palabras han desaparecido del cartel que se encuentra sobre la fuente. A pesar de ello, sólo nos limpiamos el sudor y nos refrescamos, sin beber agua.


En la fuente.


Track de la ruta.


Perfil de la ruta.


El perfil de la ruta realizada es el siguiente:


-Distancia recorrida: 10.370 metros.
-Desnivel acumulado: 600 metros.
-Tiempo total empleado: 5 horas y 40 minutos.
-Picos subidos: 1 (Peñón Grande).




lunes, 8 de agosto de 2011

Playa de las Doncellas. Acantilados de Maro. 31 de Julio de 2011.

Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Antonio Arana, Alejandro y Juanlu.


¡Por fin 31 de Julio! Y digo ¡por fin! porque ya le queda menos al verano. No estoy en contra del estío pero... es que este año hace calor de verdad. El año pasado dominó el Levante y su frescura, y, este año, lo está haciendo el poniente.

Por ese motivo hoy haremos una ruta de agua. Y avanzo desde este momento que será una ruta muy light, típica de verano. Hace 2 años hicimos una ruta por los Acantilados de Maro y Bea no pudo venir. Le prometí entonces que la repetiríamos y en ello estamos.

Pasaremos el día en la Playa de las Doncellas. Desde hace más de una década la visito varias veces al año y me baño en ella. Es paradisíaca. Y solamente puede llegarse a ella a través de la montaña o por el mar. Eso hace que esté fuera del alcance de los domingueros.


Playa de las Doncellas. En verde, la ruta seguida.


Playa de las Doncellas.

Tiene una longitud de 50 metros y una anchura de 13 metros y se encuentra resguardada por el Peñón del Fraile, al oeste, y por el Peñón de la Torre Caleta, al este. En mi opinión es la playa más bonita de los Acantilados de Maro.

Como siempre, quedamos citados en el aparcamiento del hospital.


Fotografía de grupo.

Hoy Alejandro ha comprado churros que nos apresuramos a comer, si bien ya venimos desayunados de casa.


Los churros.


Alejandro repartiendo churros.


Todos haciendo un hueco en los estómagos a los churros.

Llevamos 2 piraguas y 4 kayacs para deleite del grupo.


Piraguas y kayacs.

Dije más arriba que a nuestra cala se llega sólo por la montaña o por mar. Me explico. En el límite de la provincia de Málaga con la de Granada, a unos 100 metros de éste, se puede acceder a la Playa del Cañuelo, si bien en verano sólo puede hacerse mediante un sistema de microbuses que acercan al dominguero, perdón... al bañista, a la misma playa mediante un módico precio: 2 € por dominguero, perdón... por bañista, ida y vuelta. Y esto es así porque dicha playa forma parte del Paraje Natural de los Acantilados de Maro y Cerro Gordo, con zonas marinas especialmente protegidas como son la pradera de posidonia y las praderas de zoosteras.

Nosotros nos aventuramos con los coches por la pista forestal que baja a la playa para dejar las piraguas y los kayacs en la orilla. Es inviable recorrer a pie los 1.200 metros de la pista cargando con ellos, sobre todo a la vuelta, debido al desnivel existente de 150 metros y a la enorme distancia. Así que nos encomendamos a la Pilarica, patrona de la Guardia Civil, para que no nos encontremos a ningún agente que nos multe por bajar con los coches. Si bien, debo aclarar que una vez descargadas las embarcaciones, subimos nuevamente los coches hasta la zona de aparcamiento junto a la estación de microbuses.

Los jóvenes son los encargados de llevar el avituallamiento (comida, cervezas, vino...) en las piraguas y kayacs hasta la Playa de las Doncellas, mientras que los veteranos descenderemos a pie con las mochilas, no por la pista, sino por una vereda que desciende hacia el sur, directamente hacia dicha playa. Pero antes es necesario esperar a que suban los coches tras la descarga.


Esperando para el descenso.

Una vez que todos los veteranos estamos juntos, comenzamos la ruta propiamente dicha. Son 1.200 metros de bajada con un desnivel de 150 metros. Hay tramos muy pendientes y resbaladizos por lo que llevamos botas de montaña. Hace 2 años comenzamos esta ruta en la Playa de Cantarriján, ascendimos el Cerro Caleta, visitamos la Torre Caleta y de allí descendimos a nuestra cala. Hoy vamos a hacer más corto el trayecto debido al intenso calor que hace.


El descenso hacia la playa.


Con el Cerro Caleta a nuestra espalda.

Por fin podemos apreciar la preciosa cala aunque aún no hemos terminado el descenso a la misma.


Los "cachorros" del grupo llegando a la playa en las piraguas.


Otro viaje de intendencia de los kayacs.

Acometemos la última parte de la ruta descendiendo por la pendiente de Levante del Peñón del Fraile.


Último descenso hacia la cala.


Tramo final del descenso.


Rozando ya el agua.

Una vez en la playa, nos desembarazamos rápidamente de las botas y de la ropa para disfrutar de un primer y merecido chapuzón. Poco después, cogemos las embarcaciones para recorrer la cala y sus alrededores. Longitudinalmente, la cala mide unos 200 metros hasta salir a mar abierto.


Bea disfrutando en la piragua.


Rejuveneciendo. Detrás la Cala de las Doncellas.

Bajo la Torre Caleta hay un pequeño arrecife que deja un estrecho paso por el que pasamos con los kayacs, una y otra vez.


Fernando a través del arrecife.


"Menda" por el arrecife.

Hay fotos que dicen despiertan la envidia "sana" en los demás. Y como soy un "cabroncete"... quiero despertaros algo de esa envidia...


¡Qué calor...!


Disfrutando en el agua.


Belvian.


Lute y Juanlu.

En la bahía del puerto de Copenhague se encuentra la escultura de "la Sirenita", símbolo de la ciudad, tallada en bronce por el escultor Edvard Eriksen que se inspiró en el cuento de hadas escrito en 1837 por Hans Christian Andersen, llamado la Sirenita.

Pues bien, en la Cala de las Doncellas tenemos también nuestra propia "Sirenita".


La Sirenita de la Playa de las Doncellas.

A ver qué se van a creer esos daneses con tanta historia... Como la de la "Dama desaparecida en el Chíllar 18 días..." Ummm... será mejor que me calle la boca para no crear un conflicto diplomático. ¡Ese sí que es otro "cuento"...!, digo... otra historia...

Voy a cambiar de tema. La siguiente foto va dirigida a los "incultos" que dudan que el mundo es redondo.


Jose hacia los confines del mundo.


Alejandro posando con "total espontaneidad..."


Y en esta foto, luchando cual Ulises en el arrecife de la "Sirena", digo... de la Torre Caleta.


Al fondo, a la izquierda, se insinúa la Torre de Cerro Gordo.


Los "cachorros".

Eduardo comenta que podríamos ir en las piraguas a Cantarriján para tomarnos un ron. Y nos parece una excelente idea. Recorremos en piragua los 1.100 metros que nos separan de la playa de Cantarriján y en un chiringuito nos tomamos el "digestivo".


Hacia Cantarriján.


Playa de las Doncellas y Torre Caleta.

Regresando de Cantarriján vuelca el kayac en el que viajamos Lourdes y yo. ¡Palabrita que el ron no ha tenido nada que ver...! Silvia y Eduardo nos socorren y, poco después, Inma y Fernando también se acercan.


El rescate.

Mi cámara de fotos ha estado a punto de bajar 16 metros a pulmón libre. Segundos antes de volcar estaba introduciéndola en el bote estanco sin que hubiese terminado de roscar la tapa.

Finalmente, conseguimos regresar a nuestra cala y, a las 20.30 horas, recogemos las cosas y volvemos a los coches, los cachorros en piragua y los veteranos sudando la gota gorda a través del monte.


Playa del Cañuelo y Torre del Pino, al fondo.

Y, como colofón de la ruta de hoy, una adivinanza. Es difícil acertarla aunque no imposible:

En la diapositiva siguiente se encuentran las dos sirenitas citadas en el texto. ¿Seríais capaces de distinguir cuál es la de la Playa de las Doncellas y cuál la de Copenhague? Venga, valientes...